Chinito chinito, toca la “malaca”. Esta semana me he enamorado perdidamente de Truman Capote. Pasamos muchas horas juntos estos días y de todas sus historias, me gustaron dos en particular: Ataúdes tallados a mano (Relato real de un crimen americano) y sus Vueltas Nocturnas (o cómo practican la sexualidad los gemelos siameses). Este en particular, me recordó a Maria-Marie y me pregunto que será de ellas por estos días en los que intento no estar tan bipolar.
Anoche me reencontré con el Señor Lobo. Me reencontré después de la espera y la lluvia y de mucho tiempo. Se me olvida a veces lo bonito del hecho. Él a pesar que siempre me lo ha dicho clarito, que soy muy consentida y protesta cuando le hablo con mi voz de niña mimada, me consiente como pocos. Me tenía un acordeón esperando en su nevera (dulcecillo delicioso que merecería un post aparte) y de paso, una conversación pendiente. Una conversación que debió existir hace un año, pero que retardé y embolaté tanto que luego se desdibujó la situación y parecía no importar. Suele suceder. En ese entonces me desaparecí, porque no estaba preparada, porque tenía mi corazón roto, porque odiaba sentir que todo era secreto aunque no había nada que ocultar, tenía miedo de “arruinar” la amistad e igual la jodí. Que se yo. Ahora todo parece tan vago, que podría estar diciendo cualquier disparate. Por eso, volver a estar ahí y que me lea las historietas de Liniers con ese tono y acento argentino que le pone, me hace muy feliz. Nos actualizamos de los magnos y bizarros eventos de nuestras vidas y en medio de eso, me quedé dormida con Woody Allen y su “Deconstructing Harry” de fondo durante toda la noche (no se por qué se repetía y se repetía). Un curso gratis de Hipnopedia que no sé que consecuencias traiga. Y no dormí bien, al igual varios días de esta semana. Y no se porqué. Un sueño liviano y luego un poco de insomnio.
Mañana volveré a tener novio después de una semana bastante ocupada (la de él, no la mia). Aunque él nunca dejó de tener novia. Una que va y le hace experimentos culinarios mientras él trabaja y trabaja. Que va y le da besitos en los intermedios mientras su compañero va al baño. Que intenta organizar su caos lo medianamente posible para hacer de su espacio, un espacio habitable. Y bueno, hoy es la inauguración de su exposición y yo, ya estoy muy vestida para el evento. Estrenando unas medias hermosas (pero terriblemente de mala calidad, ya las rompí) y una camisita blanca de pepas negras.
Y por casualidad, termino haciendo orden en mi vida también. Es sorprendente la basura que uno acumula. En cajitas, encontré mi basurero tecnológico. CDs y DVDs con información practica e inútil y el back up del back up. Así que estoy en la tarea de reorganizar (aunque pareciera casi imposible). Y encuentro tesoros (algunos que deben permanecer ocultos). Mis escritos desde el año 2000 y la vergüenza que me producen mucho de ellos (quien quita, de pronto me animo y “posteo” algo de mi fase de poeta). Muchas fotos. Algunas de personas que ya casi ni recuerdo, épocas “malsanas” de mucho icq y mIRC. Y otras, que me traen nostalgia y un poco de tristeza…. Y también emoción, no hay que negarlo. Cajitas de Pandora y la reconstrucción de varios años acumulados en datos, imágenes, textos. Al día de hoy, ya he eliminado 12 CDs y en vez de ellos tengo un dvd. Pero eso, solo es la punta del iceberg.
1 comentario:
Victor Gaviria no hace sino hablar de eso, de las cosas que se pierden, a el le gusta mucho la palabra "aparecer", y le da como un sentido nuevo a esa palabra, el dice por ejemplo "el desorden y su beneficio mayor, que lo que desaparecio aparezca".
En fin, ese man a escrito muchisimo de ese tema en una forma muy bacana.
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