20.7.09

Mi día de la independencia.

Mi naturaleza huraña se ha visto condicionada y sofocada en mis últimos años. Cada vez paso menos tiempo sola, cada vez cedo mas ciertos espacios a la cotidianidad, al trabajo, al siniestro personaje, al sistema, a la socialización. Y puedo creer que no importa tanto, pero hay algo que se siente perdido, arrinconado, que se asfixia y que desprecia el lugar que le he dado. Y en el fondo lo entiendo y lo extraño, pero me doy el lujo de no hacer nada al respecto. Aunque últimamente lo he sentido tan cercano, que he extrañado esa soledad tan propia y perfectamente buscada que tenía en mi vida en Medellín. Eran otros tiempos si, estaba en la universidad, vivía con otra persona, mi familia estaba lejos y yo, en ese entonces estaba en una fase adolescente existencial (a veces obviamente insoportable), pero que me permitía tener mas tiempo libre, encerrarme en mis cuatro paredes, acostarme en la cama y mirar por la ventana y jugar a describir el horizonte en cartitas enviadas a las 6 de la mañana, escribir cuanto disparate se me ocurría y teorizar sobre el mundo y sus desgracias. Me desconectaba, desaparecía y lloraba en silencio abrazada a un oso bidimensional. Absolutamente infantil, absolutamente ahogada en vasos con agua, y si, tal vez ahora parezca todo muy absurdo y si, admito que me río ahora de unos cuantos (que no son pocos), pero me es inevitable extrañar cierta parte de ese inconformismo y melancolía, de esa soledad que se expresaba de tantas maneras que ahora simplemente escondo. Por eso, hoy disfruté este lunes. Un lunes festivo completamente sola. Bañandome con muse durante un buen par de canciones, caminando por el centro sin afán alguno, encerrandome en mi casa a ver película tras película, decidir no ver a nadie, guardando un poco de silencio para oír a mi cabeza atormentarme maliciosamente y dejar que el corazón se sienta triste, pero tranquilo, saber que el chico regresó a la ciudad y no correr a buscarlo, dormir sola. Sola con dragón a los pies. Todo eso, definitivamente me sienta bien.

4 comentarios:

h. maydag dijo...

Póngale kilómetros y kilómetros de agua salada a las distancias y verá lo exponencial que puede llegar a ser la experiencia de extrañarse a sí mismo. Incluso lo que sale de la boca propia resulta extraño. Ni decir lo que entra.

la falsa alicia dijo...

Póngale palabras y palabras a una distancia que siempre existió y también se dará cuenta como todo se acorta.... Pero incluso en ese caso, lo que sale de la boca propia también resulta extraño, y ni decir lo que entra.

Usted me entiende.....

Cuando vaya al sur, ¿qué pasará con esa distancia? ¿y que pasará con eso que logró acortar con palabras?

h. maydag dijo...

Sólo su Dios sabe, las palabras son puentes, vamos a ver de qué sirven cuando no hay distancias...

la falsa alicia dijo...

... Siempre puede susurrarselas antes de dormir, que escribirselas....