14.7.09

El fantasma aquel.


7 meses de silencio. 8 meses de no verlo. 9 meses de una noticia inesperada. 12 meses de separación. 75 meses de haberlo conocido. Y hoy, si cierro mis ojos e intento recordar su cara, se me viene su rostro un segundo y se desaparece. No puedo sostenerlo en mi imaginario. Lo he intentando, en serio. Y ya no sé quien es. Los rasgos se desdibujan increíblemente rápido. Sus ojos ya no pueden mirarme sostenidamente. Y yo, cada vez me miento menos acerca de nosotros.

Usted reaparece y desaparece. Y yo no sé si eso que se oye durante un instante y el otro, son pasos de animal grande, o es el eco de un fantasma que quiere llamarse gigante (solo porque mi mente se lo permite) y es solo un bicho pequeño, que merodea por unos segundos sobre una pared mental blanca, deja uno que otro acertijo y después de eso se obliga a ser mudo solo para seguir viviendo su vida, que no es mi vida. Y aunque alguna vez estuvieron entrecruzadas, tanto que parecía que no iban a soltarse jamás, se dejaron a diestra y siniestra y cada quien se desvaneció. Por eso ahora usted es mi fantasma y yo soy el suyo. Ya no somos reales, ya no existimos, no nos cruzamos por casualidad, ni por azar, ni siquiera por vocación. Hay algo benevolente en eso; y es que no se nos permite recordar que es sentirse presente, de carne y hueso.

Esta semana usted reaparece y desaparece, porque los cabos sueltos llevan a eso. Y yo, reaparezco y desaparezco, porque en el fondo, soy incapaz de hacer algo más que un acto de ilusionismo amateur. Y es que ambos lo sabemos perfectamente. Es mejor quedarse en el silencio, en el pensamiento, en lo que puede decirse en secreto y no ser oído ni siquiera por nosotros mismos.

Me alegra saber que cada vez duele menos. Que la rabia y el odio se desdibujan también. Y que en la medida que el amor ha regresado a nuestras vidas, podemos querernos de alguna manera. Nadie tiene que decírmelo, no tengo que verlo, no tengo que leerlo. Solo lo sé, finalmente yo tengo algo de bruja y usted lo sabe.

Lo que se oye mientras tanto:


10 comentarios:

juan dijo...

vivimos dias de fantasmas. de apariciones. Y desapariciones

la falsa alicia dijo...

Cada quién tiene los suyos.
Cada quién se convierte de vez en cuando en el de alguien más. Pero no todos sabemos ser un buen fantasma.

Este es un fragmento de Mantra, un libro de Rodrigo Fresán, que me encanta:

... El mejor fantasma de todos es aquel que nunca vuelve. Aquel cuyo retorno jamás dejaremos de desear y que, al saberlo imposible, primero nos obstinamos en recordarlo por completo para, enseguida, una vez habiéndolo conseguido, comenzar a olvidarlo de a pedazos.....

Y es que lo mejor de los fantasmas mi querido Juan, es soltarlos, olvidarlos, desvanecerlos. No tenerles miedo.

juan dijo...

concuerdo con Fresán. También sé que cada quien es, a la vez, la casa de las apariciones de otras encarnaciones etéreas ellas cuya única virtud es atormentar.
Y después delas tormentas yo también estaré en calma.

Johan Bush Walls dijo...

El truco para no ver a alguien que no se quiere ver, es no estar ahí cuando aparezca. Sencillo.

Salú pue.

la falsa alicia dijo...

@Juan: Esos fantasmas que atormentan, se alimentan de nosotros mismos. Todo aquello que dejamos en la oscuridad y que no sana y que se queda ahí resentido, permite que por ahí aparezcan.

@Johan: Tiene toda la razón. Pero a veces el mundo es mas pequeño de lo que se quisiera......

Vacacion dijo...

La última vez que hablamos le había dejado un comentario sobre esta entrada... Maldita sea!!! Mínino no la guardó mi pinche compu.

Resumen: Ta bueno esto.

la falsa alicia dijo...

Gracias! se hace lo que se puede para exorcizarlos de la mejor manera posible.

h. maydag dijo...

nada vende más que un (buen) corazón roto

la falsa alicia dijo...

y este no solo ya se vendió, sino que se revendió, luego se lo robaron, lo subastaron en el mercado negro, fue recuperado y vuelto a vender.

y eso, como pa´no alargar la cosa.

Anónimo dijo...

Cojeteduronena..

que se ha de desatar la tormenta de la mierda.

y ahi

estare detras suyo

soplandote en la nuca

y ;lamiendote el pescuezo