You better run all day,
And run all night.
And keep your dirty feelings deep inside.
Aquí todo es un juego. Mis palabras van y vienen entre la ficción y la realidad y puedo ser quien quiera y puedo ser nadie también y puedo decirle a usted que se ponga un trajecito ridículo y haga tantas maromas como yo puedo imaginarme. Y usted tiene dos opciones: darse por aludido y creer que ese hombre bala es usted y que está a punto de hacer su gran acto o confundirse, porque usted no es usted sino alguien más (ese corazón del que yo hablo no se parece al suyo en lo más mínimo, el pelo es diferente, pero tienen las mismas manos). Tal vez siempre querrá ser el primero, por aquello de ser víctima de las vanidades del hombre con eso que es mejor ser el protagonista de cualquier historia por mas absurda que sea que un simple espectador, o tal vez, por el simple deseo de sentirse reflejado y así saber que carajos pasa aquí, en esta cabezota dura y aburrida. Pero le digo, aquí no pasa nada, y lo poco que pasa usted no podría creerlo.
Aquí todo es un juego y es fácil y a nadie le importa. Nadie sale herido de mis suposiciones y mis absurdos y mis verdades a medias y mis paranoias y por supuesto, mi neurosis que encuentra un lugar perfecto en palabras amorfas para desahogarse. Aquí me confieso y me deshago de lo que no quiero decirle a nadie más. Disfrazo todo para revelarlo a mi manera. Eso aquí, afuera es distinto.
Afuera mi cara y mi comportamiento develan claramente mis emociones, aunque me esfuerce por mentir y mentir. Adentro, me hago llamar la hija de Nimrod y pongo a un corazón de cerdo al mando y lo dejo decir cuando disparate desee. Nadie va a creerle a alguien con un corazón así. En cambio afuera, puedes andar jodiendo las cosas e hiriendo susceptibilidades o abriendo cajitas de Pandora. Aun así, en ciertos casos prefiero la confrontación, es más divertido y menos seguro que un monólogo y aunque se puede terminar mas desgastado e incluso derrotado (en todo caso no se trata de salir victorioso, pero al menos no estar en el piso estaría bien), también se termina mas liberado y todo puede tomar siempre un rumbo inesperado. Aquí todo es mas preciso y existe la tecla “delete” y es ilimitada. Igual, todo es relativo. Para la confrontación se necesitan mínimo dos. Y si alguien no quiere ser confrontado, pues dejarlo quieto. Me aburre sentir a una pared al frente, y mas aún, andar con una aguja chuzándolo esporádicamente a ver si las propiedades cambian como por arte de magia. De ahí, mis monólogos. De ahí que prefiera estar adentro con el Mayor Tom, que afuera con usted conversando mientras poco le interesa oír o saber y yo que ya no puedo mirarlo a los ojos.
El Mayor Tom me ha dicho que mientras tomamos té en esta sala fría y desapacible, la ignición ha comenzado.
Diez,
nuevo,
ocho,
siete,
seis,
cinco,
cuatro,
tres,
dos,
uno,
cero.
And run all night.
And keep your dirty feelings deep inside.
Aquí todo es un juego. Mis palabras van y vienen entre la ficción y la realidad y puedo ser quien quiera y puedo ser nadie también y puedo decirle a usted que se ponga un trajecito ridículo y haga tantas maromas como yo puedo imaginarme. Y usted tiene dos opciones: darse por aludido y creer que ese hombre bala es usted y que está a punto de hacer su gran acto o confundirse, porque usted no es usted sino alguien más (ese corazón del que yo hablo no se parece al suyo en lo más mínimo, el pelo es diferente, pero tienen las mismas manos). Tal vez siempre querrá ser el primero, por aquello de ser víctima de las vanidades del hombre con eso que es mejor ser el protagonista de cualquier historia por mas absurda que sea que un simple espectador, o tal vez, por el simple deseo de sentirse reflejado y así saber que carajos pasa aquí, en esta cabezota dura y aburrida. Pero le digo, aquí no pasa nada, y lo poco que pasa usted no podría creerlo.
Aquí todo es un juego y es fácil y a nadie le importa. Nadie sale herido de mis suposiciones y mis absurdos y mis verdades a medias y mis paranoias y por supuesto, mi neurosis que encuentra un lugar perfecto en palabras amorfas para desahogarse. Aquí me confieso y me deshago de lo que no quiero decirle a nadie más. Disfrazo todo para revelarlo a mi manera. Eso aquí, afuera es distinto.
Afuera mi cara y mi comportamiento develan claramente mis emociones, aunque me esfuerce por mentir y mentir. Adentro, me hago llamar la hija de Nimrod y pongo a un corazón de cerdo al mando y lo dejo decir cuando disparate desee. Nadie va a creerle a alguien con un corazón así. En cambio afuera, puedes andar jodiendo las cosas e hiriendo susceptibilidades o abriendo cajitas de Pandora. Aun así, en ciertos casos prefiero la confrontación, es más divertido y menos seguro que un monólogo y aunque se puede terminar mas desgastado e incluso derrotado (en todo caso no se trata de salir victorioso, pero al menos no estar en el piso estaría bien), también se termina mas liberado y todo puede tomar siempre un rumbo inesperado. Aquí todo es mas preciso y existe la tecla “delete” y es ilimitada. Igual, todo es relativo. Para la confrontación se necesitan mínimo dos. Y si alguien no quiere ser confrontado, pues dejarlo quieto. Me aburre sentir a una pared al frente, y mas aún, andar con una aguja chuzándolo esporádicamente a ver si las propiedades cambian como por arte de magia. De ahí, mis monólogos. De ahí que prefiera estar adentro con el Mayor Tom, que afuera con usted conversando mientras poco le interesa oír o saber y yo que ya no puedo mirarlo a los ojos.
El Mayor Tom me ha dicho que mientras tomamos té en esta sala fría y desapacible, la ignición ha comenzado.
Diez,
nuevo,
ocho,
siete,
seis,
cinco,
cuatro,
tres,
dos,
uno,
cero.
1 comentario:
Falsa Alicia,
gracias por tu comentario y por el link a las chocolatinas, que me ha gustado mucho. Yo me he pasado horas y horas en mi infancia mirando albumes de cromos...
Y felicidades por tu blog, que es como un terremoto.
Te dejo el link a mi blog de cuentos, a lo mejor encuentras algo que te guste:
www.espejo-oscuro.blogspot.com
Un abrazo desde Edimburgo
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