El jueves en la mañana, mientras se bañaba, Pascal recordó aquel sueño-pesadilla de la noche anterior y prefirió pensar que solo era eso. Odiaba saber que sus sueños eran predicciones, así que aunque le era inevitable soñarlas y le era a veces inevitable no recordarlas, se hacía la loca y conectaba pensamientos al azar. Que tenía que lavarse el pelo, que iría por aquel libro que siempre había querido, que hoy sería un día definitivamente de manzanas, pero no, el jueves no sería un día de manzanas, el jueves sería un día raro y Pascal aunque lo supo 6 horas antes, salió de casa sin darle mayor importancia al asunto y es que raro podrían ser tantas cosas…….
En el camino al trabajo el random musical de Pascal, decidió traerle a Henry Lee, Pascal sonreía, le encantaba encarnar a Pj Harvey y matar al chico con el lapicero y enviarlo a ese profundo pozo sin fondo, pero nada mas alejado de la realidad de Pascal, que tejía telarañas que no dejaban caer, que en vez de lapicero tenía en su mano una gelatina y que desde hace rato se había prohibido mostrar rasgos de locura ante el siniestro personaje.
En la noche, escondida en la cama de alguien mas, Pascal intentaba respirar profundo y dejar que la rabia saliera silenciosamente, que no causara estragos, que no dijera estupideces. Apagó la luz, escondió su cabeza entre sus brazos, frunció el ceño y se repitió constamente, no seas tonta, no seas tonta, no seas tonta…….. Pero nadie le hacía caso, ni el dolor de cabeza cedía, ni la rabia, ni siquiera la respiración se hacía mas profunda.
Nadie sabe con exactitud que pasó entre las 8 a.m y las 10 p.m en la vida de Pascal aquel jueves raro. Nadie sabe porque lloraba en la cama y hablaba cosas que a sus 17 años hubieran parecido mas normales. Nadie sabe porque su boca se hacía pequeña y solo dejaba escapar una tristeza que parecía un silbido. El chico la miraba, buscaba sus ojos y no pudiendo entender nada, le dio una manzana. Tal vez si sería un día de manzanas después de todo, pero Pascal insistía en dormir y dormir y dejar todo eso para otro día.
En el camino al trabajo el random musical de Pascal, decidió traerle a Henry Lee, Pascal sonreía, le encantaba encarnar a Pj Harvey y matar al chico con el lapicero y enviarlo a ese profundo pozo sin fondo, pero nada mas alejado de la realidad de Pascal, que tejía telarañas que no dejaban caer, que en vez de lapicero tenía en su mano una gelatina y que desde hace rato se había prohibido mostrar rasgos de locura ante el siniestro personaje.
En la noche, escondida en la cama de alguien mas, Pascal intentaba respirar profundo y dejar que la rabia saliera silenciosamente, que no causara estragos, que no dijera estupideces. Apagó la luz, escondió su cabeza entre sus brazos, frunció el ceño y se repitió constamente, no seas tonta, no seas tonta, no seas tonta…….. Pero nadie le hacía caso, ni el dolor de cabeza cedía, ni la rabia, ni siquiera la respiración se hacía mas profunda.
Nadie sabe con exactitud que pasó entre las 8 a.m y las 10 p.m en la vida de Pascal aquel jueves raro. Nadie sabe porque lloraba en la cama y hablaba cosas que a sus 17 años hubieran parecido mas normales. Nadie sabe porque su boca se hacía pequeña y solo dejaba escapar una tristeza que parecía un silbido. El chico la miraba, buscaba sus ojos y no pudiendo entender nada, le dio una manzana. Tal vez si sería un día de manzanas después de todo, pero Pascal insistía en dormir y dormir y dejar todo eso para otro día.
2 comentarios:
Me atrae mucho cuando nombra a Pascal. Es un personaje que lo ha venido adoptando como propio y me gusta saber que escribe sobre usted.
Pero lo que no entiendo, y definitivamente le quito la gracia a la cosa, es cuando habla sumercé de sumercé. No quiero imaginarla triste y si ha estado llorando le mando un abrazo.
:)
Como alguien me dijo alguna vez:
"cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia: la realidad no existe"
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