Y lo que uno no dice y debió decir. Y lo que ya jamás voy a decir, porque no puedo, porque ya no tiene sentido, porque ya lo olvidé. Y lo que digo en voz alta mientras pienso en otra cosa. Y sonrío y este asomo de felicidad tiene múltiples nombres. Un viaje, un descubrimiento, una puerta que se abre, un imaginario que alimenta los imposibles pero que no sabe a frustración sino a algo delicioso. Si, ese sabor de jugar con el “no será”. Y el será que se aproxima y da ansiedad.
Lo que uno no sabe y quiere saber. Lo que ya se intuye y uno decide ignorar premeditadamente no sin disfrutarlo antes. Lo que uno oculta y que puede responder tantas cosas, o solo una. Lo que no tiene sentido responder, lo que no tiene sentido preguntar. Lo que uno sabe que es mentira y aun así, decide creer.
Conversaciones de la nada. Amigos que hacen meses no se ven. Desconocidos con los que se conversaría un día entero. Afectos que sobreviven a las políticas de sometimiento. Las indiscreciones. Historias de amor a medias y mal contadas. Declaraciones públicas de “aún te extraño”. Y la premisa de que algunos corazones rotos volverán a unirse, tarde o temprano.
Y encariñarse en su justa medida. Y los que olvidan y vuelven a empezar. Y los ausentes que dejan su rastro, porque no quieren que los dejen de querer. Y los deseos absurdos con sus obsesiones pasajeras. Y por supuesto, los viajes que no saben donde terminan.
*porque me dieron ganas de escribir sin saber que escribir, oyendo esta canción......