25.3.09

Stranger than fiction



Confieso que cuando conocí a Harold Crick por primera vez no me gustó. Eso de saber de primerazo que cada día de la semana, durante 12 años, Harold se lavaba cada uno de sus 32 dientes, 76 veces. 38 veces de atrás a adelante y 38 veces de arriba a abajo. Cada día de la semana, durante 12 años Harold se anudaba la corbata en un nudo simple en vez de uno doble, con lo que se ahorraba 43 segundos. Cada día de la semana, durante 12 años Harold corría a casi 57 pasos por cuadra por 6 cuadras, para alcanzar el autobús 17 a tiempo. Cada día de la semana, Harold revisaba 7.134 archivos de impuestos como agente del servicio interno fiscal. Era obvio que no sintiera amor a primera vista por este personaje. Necesité mas o menos de 20 minutos para empezar a sentir empatía. Y tanto recelo hacia él, es tal vez la manera de proteger el encuentro de uno mismo ahí reflejado, entre la rutina, los impuestos y la soledad no reconocida. En cambio, hay otras personas que llegan y que te confiesan que inmediatamente quisieron a Harold Crick, y es inevitable pensar que para quererlo de esa forma, es porque es un Harold Crick disfrazado de algo más. Así que disfruto unos minutos imaginando que hay de Crick en él. ¿La forma como organiza su ropa, en especial sus calzoncillos y medias? ¿Algún ritual en el desayuno? ¿Siempre café con determinado azúcar y revuelto por una cuchara que gira siempre a la derecha y solo por 4 veces? Pero no, Miguel resolvió rapidamente esa pregunta y nada de lo que pasó por mi cabeza pudo ni siquiera atinarle a su personalidad psicorrígida. Aún no entiendo como se pueden organizar discos por año, género, casa disquera, color de la carátula... ni siquiera pude quedarme con esa idea tal cual es y la estoy tergiversando, pero les aseguro, que es algo macabro. Mi mayor rareza musical es clasificar la música por estado anímico y eso que es solo algo mental y esporádico. Y mientras Miguel es un perfecto Harold Crick disfrazado de vaca, yo me inclino mas, por querer ser la escritora. Aquella que se imagina la muerte de sus personajes como si los encarnara. Si, prefiero eso. Prefiero hablar de los otros con aquella propiedad de la voz en off, del narrador omnipresente, como si yo supiera de que se trata la vida de los demás. Y tal vez, hoy a diferencia de tantos escritos, llamo a sus personas por el nombre y dejo de encubrirlos en mi ambigüedad literaria. Y es que siento ultimamente que estoy mas silenciosa, mas precavida de decir lo que pienso y siento. Tal vez por cuidar de una parte de mi historia, que voy construyendo y que me llevó a dejar tanto atrás y llamarlo olvido de la manera mas inverosimil que encontré para hacerlo, y siento miedo de perderla por esa sensación de vértigo y de mutación de la naturaleza humana, porque me conozco y sé de la ligereza que a veces envuelven mis sentimientos. Van y vienen, interpretados fantasiosamente, idealizados en pequeñas historias que escribo, que salen de la nada y que también por lo general terminan ahí. Así que por eso no hago drama y me digo a mi misma, cuando me descubro escribiendo una historia de estas, que es un monólogo y que por tanto, no hay que hacerlo público, que en tres días acabo de escribirlo y el mundo sigue su transcurso natural..... en fin, todo lo que decido callarme, sale en mis sueños. Y creo en mi silencio, pero después de dos días extraños, donde van mas las rayitas de drama que las de comedia, decido explotar un poco.

Por eso, hoy digo en voz alta y por escrito; a mi padre, que lamento tener pendiente escribir sobre él aunque tanto quisiera decir, porque ni siquiera entiendo el sentimiento que me lleva a ese vacío, a ese espacio en blanco después de tanto tiempo. a Leonardo, que extraño, aunque eso él no vaya a saberlo y mucho menos a creerlo. Lo extraño, aunque eso no cambie absolutamente nada. Lo extraño porque ha sido como mutilarme a mi misma y quitarme a las malas un pedazo de vida. Lo extraño, aunque entienda que la ausencia y la separación de caminos ha sido lo mas saludable para seguir con nuestras vidas y también que intuyo que hay algo natural en los finales inesperados que no encuentran otra forma para acabarse, que el suicidio. Al blue fucking rabbit, que la primera vez que se le conoce (a diferencia de a Harold Crick) uno se deslumbra, se encanta, pero una vez se le conoce su naturaleza, resulta hermosamente aburrido y aunque siempre será delicioso jugar ajedrez con él y tal vez irse a la cama, al otro día es como si absolutamente nada hubiera pasado. No hay rastro alguno mas que un pequeño sueño sicodelico. Igual eso está bien para ambos, ya que es un sentimiento recíproco y no necesitamos que todo sea trascendental en esta vida. A mi querido Alejandro, no le dejo nada por escrito, prefiero decirselo en la mañana, justo cuando despierto y es mi estado mas vulnerable y tal vez, el mas sincero.

¿Qué si soy bipolar Harold Crick? No, no soy, pero no estoy excenta a ser víctima de mi temperamento, de una intuición ingenua que me lleva a seguir las migas de pan que me deja la vida por ahí, de manera inesperada y hermosa a ver con qué me encuentro. Y mientras hoy hago el papel de escritora y mas bien, sufro pensando en como matarlo, confieso que prefiero ser la pastelera. Y como tal vez, hoy puedo asumir esa confesión, también sé que hubiera preferido sentir que me hablaban con mas sinceridad. Y eso, seguramente, suena a drama.

Erase una vez el amor.

llueve que llueve



Un domingo cualquiera. Llueve y llueve. Todo quiere inundarse y mientras todos se resguardan, yo me encuentro en aquella pequeña terraza rodeada de cactus, mojándome, retirando una y otra vez las hojas y flores que tapan aquel sifón y que amenazan con volver aquella guarida un acuario. Y no estoy ahí por el miedo a la inundación, estoy ahí porque se siente bien estar mojada, empapada, no tener que correr, no tener que huir… y esas si son lágrimas naturales que se deslizan por todas partes, sonrío en silencio, en absoluta soledad. Caen truenos y no puedo ver los cerros, no puedo ver a Bogotá, todo tan gris, tan nublado, caen trocitos de hielo que saben a infancia, aunque seguro estos ya son mucho mas tóxicos que los de aquel entonces. Y mientras el sentido se pierde y se vuelve a reencontrar, estamos marchando, saltando, salpicando, retando a la neumonía y a las palabras clásicas de mamá. Y sigo destapando el sifón, porque me gusta ver que el agua se va, que todo se va, que sigue su transcurso, que me lavo, me desangro, me esparzo. Y eso que solo te habías ido en la mañana y yo ya estaba pataneando en tu terraza. De haber estado ahí, habrías prendido un cigarrillo y me habrías visto detrás del vidrio hasta que yo regresara a vos. Antes de eso, ya sabrías mis bajas intenciones y me esperarías con una toalla para secarme y de paso, asegurarte que no te moje demasiado cuando no pueda soltarte, aunque sepas que eso va a ser inevitable. Pero no, no estabas detrás del vidrio, estabas en la gran manzana con un ruso posiblemente psicópata, intentando llegar a tu destino sano y salvo. Y yo seguí ahí hasta que comencé a tiritar de frío mientras en mi cabeza cantaba Elis Regina: Águas de março.

12.3.09



Que no sueñe. Que no lleguen los ciegos, las apariciones, las advertencias. Y aun así, no hay nada que detenga a mi amigo el onírico todas las noches, una tras otra, sin descanso alguno. En aquel laberinto, hemos terminado el juego, yo me comí mi as bajo la manga, mientras usted me mostraba a sus tres reyes adornándolo, dejándolo mas bello y guapo de lo que siempre ha sido. Y usted, se llamaba así mismo ganador, y yo solo sentía indigestión, el plástico es un poco tóxico. En el laberinto, me encuentro a mi padre, que siempre aparece tan a menudo, tan cotidiano, que hace rato creo que me acompaña mas que intentar decirme algo. Y también nado y floto y me pierdo en agua, no existe nada mas y me sumerjo con mis secretos y me siento a salvo ahí abajo sumergida. Y soy un pequeño tsunami que no sabe arrasar con nada, apenas con unos cuantos caracoles y cangrejos. Y aparecen liebres y no hay que seguirlas, están ahí y les gusta que las acaricie. Gloomy Sunday. Y mi amigo Satanás se sienta en mis piernas y me pide que le cuente mi mejor cuento, y le digo que él se lo sabe mejor que nadie, que él mismo fue el que se lo inventó y que no solo me puso a narrarlo, sino a actuarlo tres veces por semana durante 6 meses, pero es tan bonito él, con sus ojos rojos y su sonrisa, que no puedo evitarlo y se lo cuento hasta que se queda dormido entre mis sueños. Y yo también me duermo y sueño que sueño. Y eso, noche tras noche. Y me despierto y usted me pregunta porque me cuesta tanto abrir la boca y decir buenos días o cualquier cosa, porque los ojos pesados, porque levito mientras me baño en vez de sostenerme de pie. Yo alcanzo a sonreír levemente mientras el agua se lleva a mis amigos los sonámbulos y comienzo abrir los ojos y como siempre, vuelvo a cerrarlos pronto. Soy fotofóbica y no tengo remedio.

4.3.09

W R O N G



Wrong, wrong, wrong!

I was born with the wrong sign
In the wrong house
With the wrong ascendancy
I took the wrong road
That led to the wrong tendencies
I was in the wrong place at the wrong time
For the wrong reason and the wrong rhyme
On the wrong day of the wrong week
I used the wrong method with the wrong technique

Wrong
Wrong

There's something wrong with me chemically
Something wrong with me inherently
The wrong mix in the wrong genes
I reached the wrong ends by the wrong means
It was the wrong plan
In the wrong hands
With the wrong theory for the wrong man
The wrong lies, on the wrong vibes
The wrong questions with the wrong replies

Wrong
Wrong

I was marching to the wrong drum
With the wrong scum
Pissing out the wrong energy
Using all the wrong lines
And the wrong signs
With the wrong intensity
I was on the wrong page of the wrong book
With the wrong rendition of the wrong hook
Made the wrong move, every wrong night
With the wrong tune played till it sounded right yeah

Wrong, wrong
(Too long)
Wrong (Too long)
Wrong (Too long)
Wrong (Too long)
Wrong (Too long)

I was born with the wrong sign
In the wrong house
With the wrong ascendancy
I took the wrong road
That led to the wrong tendencies
I was in the wrong place at the wrong time
For the wrong reason and the wrong rhyme
On the wrong day of the wrong week
I used the wrong method with the wrong technique

Wrong!