Cuando el médico le dijo que la operación era inevitable, Fidel no sabía si reír o llorar. Finalmente le tenía algo de cariño a ese riñón, pues era este él que le permitía absorber múltiples personalidades para encontrar el amor una y mil veces (incluso en un mismo día), pero sabía bien que por culpa de él, sus días como prestigioso abogado en una firma reconocida estaban contados.Y es que básicamente se podría decir que genéticamente Fidel es una Fama en un 98%, pero ese 2% restante, enmarcado en el aquel riñón izquierdo de Cronopio, desequilibra notablemente aquel poco inmaculado organismo, presentando comportamientos particulares y poco apropiados para su mundo cotidiano.
En este, Fidel se despierta con la convicción de defender el orden establecido, se mira al espejo y cree en su infalible belleza. Da un pequeño pero contundente discurso frente al espejo y sale a cumplir con sus labores y obligaciones diarias. Para las 6 de la tarde, el riñón cronopio ha hecho de las suyas. Fidel ha perdido de nuevo su corbata, su fino reloj y en vez de eso se dedica a contar el tiempo con una alcachofa. Se cree poeta, escritor, farmaceuta y en algunos casos, perfecto traductor de niñas malas.
Por eso cuando Fidel despertó de la anestesia, supo que esa venda escondía el crimen sucedido. Pagó la cuenta del hospital, fue a la notaria mas cercana y se cambió el nombre a Camilo. Sabía que le iría mejor con ese.
Dicen las malas lenguas que Camilo, presidente de la Corte Suprema de Justicia, lleva consigo siempre un frasco con su riñón extirpado. Y de vez en cuando en las noches cuando encuentra niñas malas por ahí, dicen que se le puede oír susurrando con nostalgia su antiguo nombre, Fidel.
1 comentario:
sin arma,
sin odio
sin violencia.
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