27.8.09

FIDEL.

Cuando el médico le dijo que la operación era inevitable, Fidel no sabía si reír o llorar. Finalmente le tenía algo de cariño a ese riñón, pues era este él que le permitía absorber múltiples personalidades para encontrar el amor una y mil veces (incluso en un mismo día), pero sabía bien que por culpa de él, sus días como prestigioso abogado en una firma reconocida estaban contados.

Y es que básicamente se podría decir que genéticamente Fidel es una Fama en un 98%, pero ese 2% restante, enmarcado en el aquel riñón izquierdo de Cronopio, desequilibra notablemente aquel poco inmaculado organismo, presentando comportamientos particulares y poco apropiados para su mundo cotidiano.

En este, Fidel se despierta con la convicción de defender el orden establecido, se mira al espejo y cree en su infalible belleza. Da un pequeño pero contundente discurso frente al espejo y sale a cumplir con sus labores y obligaciones diarias. Para las 6 de la tarde, el riñón cronopio ha hecho de las suyas. Fidel ha perdido de nuevo su corbata, su fino reloj y en vez de eso se dedica a contar el tiempo con una alcachofa. Se cree poeta, escritor, farmaceuta y en algunos casos, perfecto traductor de niñas malas.

Por eso cuando Fidel despertó de la anestesia, supo que esa venda escondía el crimen sucedido. Pagó la cuenta del hospital, fue a la notaria mas cercana y se cambió el nombre a Camilo. Sabía que le iría mejor con ese.

Dicen las malas lenguas que Camilo, presidente de la Corte Suprema de Justicia, lleva consigo siempre un frasco con su riñón extirpado. Y de vez en cuando en las noches cuando encuentra niñas malas por ahí, dicen que se le puede oír susurrando con nostalgia su antiguo nombre, Fidel.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sin arma,
sin odio
sin violencia.