Después de la muerte de Angelito, no vino la calma, pero tampoco vino la tormenta. Todos queremos ignorar esta extraña condición metereológica de los días. Yo prefiero tomar un poco de sol y hacer mi fotosíntesis. Ayuda a mi salud mental, me hace feliz y me tuesta un poco la piel amarillenta. Lunes: conocí a mi nuevo compañero de casa y con él llegaron red label, el judío, el gordo y el banquero. Gracias a todo esto, tenemos una jarrita espantosa del correo de la noche y empezamos la semana divertida y diferente. Martes: Promesas del este, Helenita y el No-Judío. No se si me gustó mucho o no la película. Me dormía y tal vez tenía mi cabeza en otra parte. No pude conseguir mi helado de mimos y me quedaron debiendo un kumis. Me sentí vieja, pero comí delicioso. Miércoles: día de mierda, excepto cuando uno dice, pues ya no mas y saca la sombrilla e ignora toda la mierda que está cayendo y se escapa por una puertita y se va a otra vida. En la otra vida se conoce uno con un desconocido, se le habla por dos horas y se le sonrie casi todo el tiempo (incluso cuando cuento mis rayes) mientras me como un helado de café. Jueves: Huesos de marrano famosos, del popular Rafa. Y una logia de arquitectos. El mundo sigue siendo un pañuelo y no se porque uno cree a veces que dejará de serlo. Reencuentros y nuevos personajes. Conexiones y desconexiones. Nuevos cuentos y otros que se acaban. Si, si, obvio, asi es el universo. Pero siento que está semana tiene mas cuentos, por alguna razón cósmica que no entiendo. Tampoco hay que entenderlos la verdad. No hay que entender nada por ahora. Que sigan los miércoles de helado de café y los jueves de hueso de marrano (no todos porque mi colón no lo aguantaría). Y luego……. Mas sol y fotosíntesis.
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